sábado, 8 de julio de 2017

GRADO SÉPTIMO UNO- I.E. ATANASIO GIRARDOT

EL LENGUAJE CIENTÍFICO

El lenguaje técnico utiliza el lenguaje natural, pero previamente definido en gran parte de sus términos, de manera que las palabras adquieren técnicamente un significado propio y adecuado a los fines de la comunidad que las utiliza. Su existencia responde a las exigencias terminológicas propias de cada ciencia y se forma, como cualquier sistema de signos, por pura convención.

Veamos un ejemplo esclarecedor, una definición tomada del Vocabulario Científico y Técnico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Veamos qué es una charnela desmodonta. Charnela desmodonta es la "charnela propia de los pelecípodos clavícolas, formada por repliegues ligamentarios paralelos al borde de la concha, sin verdaderos dientes".


Rasgos lingüísticos del lenguaje técnico­científico 


1. Lo primero que hay que señalar es que el lenguaje científico es plenamente normativo, es decir, cumple las reglas del sistema lingüístico en el que se encuadra.

2. Se caracteriza por ser un lenguaje objetivo, ya que transmite una información que no se basa en impresiones o sensaciones personales, sino que es producto de una experiencia y puede ser demostrada.

3. Ordenación lógica de los contenidos. Han de existir en la disposición de la información el rigor y el orden necesarios para que el texto sea coherente. Cada párrafo debe apoyarse en el anterior y dar pie al siguiente, de manera que el receptor pueda seguir la línea discursiva. Lo más frecuente es que se trate de textos analíticos, con una afirmación inicial y una explicación o desarrollo posterior.



4. Predominio de la función referencial, puesto que se limitan a transmitir información. Su propósito fundamental es la transmisión del conocimiento objetivo de la realidad


5. Formalización, creación de sistemas de símbolos propios de cada ciencia: numeración, formulación química, etc.



6. Nivel léxico­semántico. Ya hemos señalado que la característica más sobresaliente del lenguaje científico es la existencia, en cada disciplina, de un vocabulario propio y especializado. El grado de dificultad de intelección de los términos nos indicará el nivel de especialización de cada texto. La palabra nacida en el seno de una ciencia, utilizada por los expertos en ella ­difícil, por tanto, para el profano­ y dotada de un sentido muy preciso, es lo que se denomina un tecnicismo.




La creación del vocabulario científico sigue distintos caminos, que pueden ser:

Helenismos, palabras creadas sobre la base de prefijos o sufijos griegos: crono­logía, termo­metro. Cultismos latinos: virus, célula, óvulo.

Barbarismos, sobre todo, anglicismos: robot, Laser. Palabras de la lengua corriente a las que se da una acepción unívoca y concreta. Acrónimos, ADN, IBM.

La cualidad semántica más destacada es la univocidad y precisión. Cada término ha de referirse a un solo objeto o concepto y ha de evitarse cualquier ambigüedad. El lenguaje especializado exige un significante propio para cada significado.

Un texto científico en el que cada noción especializada no tuviera una palabra (un significante) propia sería necesariamente un texto confuso. Sólo los especialistas pueden distinguir con precisión los términos propios de su ciencia, ya que frecuentemente éstos tienen la forma de una palabra del léxico general, pero en el texto científico o técnico tienen un significado unívoco para su empleo especializado.


Quien pretenda interpretar el sentido de las voces propias de un campo especializado, sin ser especialista, caerá en una confusión total, pues cometerá el error de tratar esos términos como si fueran palabras de la lengua